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miércoles, 23 de octubre de 2013

Lleguemos a un acuerdo.

Entrecerró los ojos, ella conocía sus trucos. Conocía sus gestos  y hasta su mirada ida cuando quería decir algo pero no lo hacía.
Ella lo quería, ella de verdad lo quería, pero tenía miedo, mucho miedo. Sentía como si aquello que tenía en la mano fuera una tacita de cristal, delicada, hermosamente delicada, y que ante el mínimo contacto brusco, incluso ante la más mínima palabra hiriente, estallaría ese objeto tan chiquito en miles de pedacitos. Eso no era lo que esperaba.
El simplemente era lo que era y se escondía tras un escudo tan mediocre como su esfuerzo por hacer de esa tacita, tan fácilmente rompible, algo un poco más duradero: ‘Soy así’. El iba por la vida sabiendo que en cualquier momento que su cuerpito lo quisiera, ella iba a flaquear con el mísero mensaje: ‘Te extraño’. Bastaban esas dos palabras para que ella, que estuvo días pensando que cada vez él la olvidaba más y más, emocionada, le respondiera que también lo hacía. Verlo desde afuera daba bronca, no quiero imaginarme lo que hubiera sido ser ella. Pobrecita.
Ella era Almendra, conocida en el barrio como ‘Aly’. Tenía 18 años y una vida a cuestas que daba más ganas de abrazarla cuando te la contaban. El era Esteban, o ‘Esti’ como lo decían los amigos. Tenía un par de años menos y quizás una vida un poco menos dura, pero no le vamos a quitar su dolor, cada uno carga con el peso que es capaz de cargar.
Aly simplemente quería, como tantas otras miles de mujeres de su edad, ser querida como se merecía y, por una vez, sentir un amor que no fuera doloroso. Hacía todo aquello que esperaba que Esti hiciera por ella, pero no había caso, él no iba a cambiar, no quería hacerlo. Eso era lo que más bronca no daba a todos. No estoy diciendo que él fuera mala persona, simplemente un poco egoísta. Si no la quería como para cambiar por ella, ¿por qué no le hacía las cosas más fáciles y la dejaba ser feliz con otro? Esteban sabía que mientras el apareciera, ella iba a seguir estando, ya que no podía más ser la fuerte y dura de siempre, ella simplemente se había rendido a la vida. ¿Por qué no dejaba su ego de querer a alguien para cuando estuviera aburrido? Nunca lo supimos y nunca vamos a saberlo tampoco.
Ella moría por saber de él, por sentir sus besos, sus abrazos, se desvivía por ese tacto tan suave. Para él era lo mismo verla o no. Sus labios, sus brazos no se diferenciaban mucho de los de cualquier mujer que conseguía el fin de semana. Ella lo sabía muy bien, ella era consciente de lo que para él valía, y esto es algo que me es muy difícil de digerir: le era más fácil mentirse, no pensar, que darse cuenta que era hora de mandarlo a volar. Pero es comprensible, no quería perder lo único que la traía de vuelta a la tierra aunque fuera una vez cada dos semanas, no quería que esa tacita volviera a romperse y costara casi un año repararla. Pobrecita, creía conocerlo, pero se sabía que él nunca había sido verdadero ¿por qué iba a serlo con ella?
No se cansaba de perder la dignidad y él no se cansaba de descuidarla. Mensajes no respondidos por parte de Esteban, besos de más por parte de Almendra, salidas canceladas, reorganización de tiempos para verse, ningún tipo de iniciativa para salir a algún lado, invitaciones a la casa de sobra, y cosas como estas todo el tiempo.
Nunca voy a entender cómo un hombre puede descuidar tanto a una mujer. Y más a una mujer que lo quiere tanto. Pero tampoco nunca voy a entender como una mujer puede rebajarse tanto por una migaja de pan que nunca le iba a ser dada. Es increíble lo que un ser humano puede hacer por amor. Es terrible lo que una persona puede hacer por egoísmo. El miedo te detiene, pero también es un gran motor, y en esta historia el miedo los hacía alejarse más. Los motores no iban de la mano; los motores se pegaban y empujaban cada vez con más afán.

Se querían de manera tan diferente que dolía verlos. Y si me pongo a pensar con un poco más de detenimiento podría llegar a decir que ambos sabían que esto no iba a llegar a ningún lado, pero también que a ninguno de los dos les gustaba la idea de la soledad. Ahora me pregunto ¿a caso no tendrían un acuerdo tácito?.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Sunday morinig, rain is falling.



Día de otoño. Ella puede ver las hojas caer a través de la ventana. Una brisa fresca le acaricia la cara. Cierra los ojos y se deja sentir. Apoyada en el marco, inhala y huele el olorcito a tierra mojada. No puede olvidar cómo se sintió aquella noche de abril. Se toca los brazos en un intento de ver si realmente está viva o si es producto de su imaginación. Lo ama. No lo duda. Sonríe al escuchar en su mente ese “Te amo” al unísono con el suspiro del éxtasis puro. Moviendo los dedos en el aire, imagina estar tocando esa piel tan suya, tan propia de él. No había comparación con ninguna otra noche. Las caricias, los besos, los nervios, la luz apagada, el miedo primerizo. Sigue recordándolo, sin querer olvidarse de ningún detalle. Todo se ve más claro, más colorido. Todo tiene su brillo propio.
Se alejó de la ventana y fue a recostarse donde hacía unas horas pasó la mejor noche de su vida hasta ese momento. Se puso sus auriculares, se relajó, se dejó llevar a cualquier lado. Repasó cada recoveco de la habitación sin poder creer cuánto había cambiado mientras seguía siendo el mismo cuarto de siempre. En frente, la televisión colgada en la pared, bajo ella el escritorio con su computadora portátil, un par de cuadros de ellos dos y de su familia, además de un lapicero, un cuaderno, un cargador, una cámara de fotos y muchos esmaltes. A la derecha, la ventana, el sillón y, un poquito más cerca, el órgano que le habían regalado hacía varios años pero que nunca más había tocado. A la izquierda, el placard y pegada a la cama, la mesita de luz, con un vaso de agua, el velador y un libro. Las paredes seguían siendo blancas y seguían teniendo fotos colgadas, pero ahora eran de un blanco más intento, más brilloso, más… Se estiró. No pudo negarle ese placer a sus músculos. Sintió cómo su acolchado era más suave que de costumbre, más mullido, y cómo su color era de un perfecto azul haciendo juego con sus cortinas. No podía dejar de sonreír. ¿Cómo hacerlo cuando se sentía feliz? ¿Cómo hacerlo cuando se sentía completa?
Cerró los ojos y dejó que el recuerdo la invadiera. Su mirada desde arriba, con satisfacción, sonriéndole. Sus manos acariciándole, despacio, con ternura, su espalda. Sus besos por todo el cuerpo, como tratando de dejarle en claro que ella le pertenecía sólo a él. Las caricias, como tratando de recordar cada rincón de su ser, dejándola inmolada en su memoria, para siempre. Estaban siendo uno, como dos piezas que encajaban perfectamente. Ambos cuerpos se amoldaban al otro sin ningún esfuerzo, se movían con la misma armonía, con perfecta coordinación. Ambos jadeantes se estaban amando como nunca lo habían hecho. Ambos jadeantes compartían esa noche, uniendo su presente y teniendo un pasado en común que de hecho, nunca iban a olvidar. Al menos eso ella creía. 

Tiempo después, no tan después como quizás esperaba, esa noche pasó a ser un recuerdo, de esos que de verdad duelen. No por sentirse arrepentida, sino por sentirse usada. Por darse cuenta que eso era sólo lo que él buscaba, lo que simplemente quería. Ser el primero de alguien. Ser aquel que iba a quedar siempre en la memoria de otra, sin importar el precio o el dolor que eso conllevaría para ella.  Ella que pensaba que era algo realmente especial para los dos, no resultó así precisamente; y especial en todos los sentidos que esa palabra puede generar en cualquier persona. Se odiaba, se daba asco. Lo odiaba, le daba asco escuchar su nombre. Bronca. Impotencia. Su cuarto volvió a ser tan igual como siempre. Opaco, incómodo, aburrido. Frío como nunca lo había sido. Las paredes ya no eran blancas sino más bien grises y el escritorio bajo su televisión ya no tenía tantos cuadros ni tantos esmaltes de colores. El piano al lado de la ventana, que fue usado un tiempo, hasta que ella dejó de sentir pasión… Bueno, hasta que ella dejó de sentir. El sillón sólo acumulaba ropas sin usar ni estrenar, que la madre le regalaba para ver si eso, aunque sea un poco, la contentaba. Y en su mesita de luz, una pila de libros en los que ocupaba su tiempo y su mente, aumentaba sin parar.
Un año después, por fin estaba superando aquel abril tan perfecto y efímero. Tan parecido a la vida de una mariposa, tan igual a una blasfemia. Un año después comenzaba a tomarle ese gustito de nuevo a la vida, a sus amigos, a sonreír, a amar de nuevo, a disfrutar. Un año después todo tomaba sentido de nuevo. Un año después todo volvía a brillar. Un año después… sonó su celular: “adolescenteencamino.blogspot.com”. Corrió a su computadora, la abrió, entró a su blog y no encontró nada, absolutamente nada. Todo seguía igual a como era el último febrero cuando escribió su última entrada. Se acostó en el sillón a hacer zapping, pero su cabeza no podía dejar de pensar quién había sido el del mensaje, qué había en esa página web que le interesó tanto a aquel extraño. Algún conocido tendría que haber sido. Muy pocos de los que tenían su número conocían su blogspot y viceversa.
Volvió a entrar y se fijó lentamente cada entrada. Una había cambiado. Pasó de tener cero comentarios, a uno. Entró, con el alma retorciéndosele y leyó algo que le cambiaría el día. Un “te extraño” se leía y sobresaltaba en esa hoja virtual blanca. ¿Quién había sido? ¿Sería… él? Luego de un par de minutos hablando con este Anónimo, le dijo su nombre, y sí… efectivamente era quien ella creía. ¿Por qué ahora? ¿por qué después de tanto tiempo? Era lo único que podía pensar. La bronca crecía y la impulsaba a tener un vómito verbal como jamás había tenido. Pero se contuvo. Tenía que ser madura. Tenía que controlarse. Tenía. ¿Tenía?
Nada salió como uno se imagina. Exactamente un año después de aquel lunes de abril, de aquel veintiséis de abril, la habitación había vuelto a cambiar mientras seguía siendo el mismo cuarto de siempre y las paredes volvieron a ser de un blanco más intento, más brilloso.

sábado, 10 de agosto de 2013

Mundo agradable - Serú Giran

Quiero despertar en un mundo agradable.
Quiero darme libertad.
Ya no quiero far lo que no tiene sentido,
sólo quiero aquí estar.
Todas las personas pueden mejorar,
todos los caminos pueden ayudar,
si estás así, si lo deseás.

Este es mi sueño y el de muchos más.
Ésta es mi casa donde quiero estar,
calmar mi sed, viajar en paz.
Necesito darme un espacio en el tiempo,
ser muy claro al hablar,
sin informaciones que castiguen mi centro.
Sólo quiero alcanzar.
Todas las ideas pueden mejorar,
todos los proyectos pueden ayudar,
si estás así, si lo deseás.
Este es mi sueño y el de muchos más.
Ésta es mi casa donde quiero estar,
calmar mi sed, viajar en paz.

lunes, 18 de febrero de 2013

The silent is slowly killing me.

Hacía tiempo que no me sentía así, que no estaba tan desorientada. Música vieja, un té y una pila de recuerdos sobre mi escritorio que quiero tirar pero no me animo. (No creo que salga algo muy bueno hoy, sólo necesito ordenar lo que siento).
Estoy cansada de todo lo que me vengo diciendo hace años: "mirá todo con una sonrisa, vas a ver que cambia la cosa", "es sólo un día malo, no toda una vida", "dejá que fluya". No me dan ganas de sonreir, un sólo día malo me alcanza para remover tierra y dejando que fluya... la gran mayoría de las cosas sigue igual. Ella sigue Estados Unidos, yo sigo sin encajar en una casa donde, prácticamente, fui metida a la fuerza y no estoy tranquila. Las cosas no me están saliendo como me gustaría. 
Se supone que en la adolescencia es cuando uno va encontrando su lugar; bueno, yo todavía sigo en mi búsqueda. No los tengo a ustedes, abuelitos, para ayudarme ni para meterme en esa burbuja que tanto me cuidaba del mundo, el cual no está bueno, está lleno de mierda y de dolor. Exijo mi burbuja. 
La gente se sigue yendo. Deben creer que estamos jugando a la mancha, no sé; vienen, tocan (hieren) y se van. Fácil para el que huye, pero el que se queda soy yo, y créanme cuando digo que no está bueno. Ya no soy de piedra, me volví bastante blandita, ahora siento y no está bueno; no cuando ustedes lo toman tan a la ligera. No se acerquen, no hagan que me encariñe si no van a quedarse. Ya no. Sí, es un ruego y no me interesa estar perdiendo parte de mi dignidad (aunque tengo una leve sospecha que jamás existió) haciéndolo. Estoy un poco cansada de dar, dar, y recibir, únicamente, una cagada de risa en la cara. Es feo decepcionarse, es feo ver como lo que habías construido sobre una persona se va desmoronando de a poco y, con ello, ver irse todas esas conversaciones, risas, confianza, chistes, secretos, llantos, entre otras cosas.
No todo lo que ven es lo que soy, no todo lo que muestro es lo que pasa. Años de práctica me ayudan a caretearla, pero tengo que admitir que después termino con un cansancio psíquico bastante importante; no me es saludable, pero tampoco me es fácil cambiar para manejarme de otra manera. Yo no estoy pidiendo la luna ni la paz mundial, sólo un poco de consideración.
Quizás algunos piensen que no la merezca o que es exagerado lo que estoy poniendo, pero desde acá no se siente lo mismo y creo que todos merecemos un poco de tranquilidad en el momento en que más se necesita. 
Pido perdón si alguna vez les fallé, si alguna vez lastimé o ignoré, pero sepan que jamás fue con mala intención; no soy de esa clase de persona. Pido sinceras disculpas si, alguna vez, cometí algún error y por consecuencia herí a alguien; jamás lo haría adrede. Este año quiero comenzar de nuevo, quiero comenzar todo de cero, quiero hacer las cosas bien, empezando por reparar el pasado (del que nunca me arrepiento pero sí, quizás, me avergüenzo) y cada grieta que este deja en mi presente.
Sé que aferrarme en el pasado no me va a dejar avanzar, pero ¿cómo soltarlo si fue lo mejor que tengo y las personás que más amé y el tiempo que mejor lo pasé, quedaron ahí? Aunque también sé que se vienen mejores tiempo, o eso quiero creer. Sonrío, sí, sonrío, porque todavía me queda esperanza de mejorar y de empezar a hacer las cosas bien.

Acepto que no es una entrada como suelo hacer, ni algo muy laburado, pero no tengo ganas de escribir como siempre, sólo necesitaba ordenar un poco mi cabeza y creí que esto era lo mejor. Además, si algún conocido está leyendo, de decir algunas cosas que no sé expresar oralmente.
Sin más, me despido. 
Au revoir,

lunes, 24 de diciembre de 2012

esta es mi verdad: creo en nosotras dos.


"En el alma hay estrellas que se encienden con el tiempo
como el brillo que al quererte se hace parte de mi tiempo"

martes, 27 de noviembre de 2012

cry just a little - too weak to give in; too strong to lose.

Palabras que resuenan en mi cabeza. Recuerdos que golpean para salir. Sentimientos encontrados. Polillas en mi estómago. Lágrimas que no dejo salir. Nudos en mi garganta que logran ahogar mi voz.
Y repaso cada minuto, cada hora, cada día para ver en qué me equivoqué, para encontrarle sentido, una respuesta concreta, para no aferrarme a esperanzas vagas. "Hoy no hay vuelta atrás" escuché, y sentí cómo mi cuerpo se partía en dos, cómo volvía ese vacío. Todo me es confuso, raro, inexplicable. Estaba tan bien, estaba tan tranquila y relajada; una mañana sin previo aviso vino un huracán y arrasó con casi todo lo que a vos se refiere. No puedo ver la línea 146, no puedo fumarme un cigarrillo sin sentirte, sin que regreses al reflejo de la ventana de mi balcón. Y esa noche viene cada vez con más fuerza. Esos mimos, esas caricias. Esa charla. Esos besos. Me cuesta hacerme la idea que ya no los voy a tener. Arden mis labios ante la falta de ese contacto. Duelen los dedos ante no poder escribirte un mensaje o simplemente clickear en ese botoncito verde al cual ya no tengo derecho a mirar siquiera.
Extraño esas llamadas y esos chistes que sólo nosotros comprendíamos. Esas discusiones por nada que arreglábamos con un "te quiero". Extraño esas tardecitas juntos, esas salidas y el criticar a todos. El que me acepte como era y no se avergonzara de mí.  Lo extraño.
No puedo con mi cabeza.  Necesito callarla. Necesito dejar de pensar y darle vuelta a todo lo pasado.
No puedo aceptarlo, no quiero hacerlo. Pero como vos bien dijiste, no nos conocíamos.

I'll be waiting for you when you're ready to love me again.

jueves, 1 de noviembre de 2012


tu me pones el estomago blandito
vamos pasito a pasito, siguiendonos las huellas.

martes, 9 de octubre de 2012

que el silencio se convierta en carnaval.

¿Cómo explicarlo?
Sonrisas. Ojos verdes.
Miradas. Pelo castaño oscuro.
Caricias. Piel suavecita.

Me hace bien, me hace sentir mujer de nuevo. Me hace sentir respetada y querida. ¿Por qué no decir que me hace sentir linda? Mi autoestima no es algo de lo que esté muy agradecida y él ayuda a que me sea bastante más leve. Me quiere. Me acepta como soy. ¿Qué más puedo pedir? No salió corriendo a la primera de cambio y está dispuesto a no juzgarme por mi pasado y crear un presente. No me importa la edad, no me importa qué digan. Me hace bien. Me hace sonreír cuando mi día está con un nubarrón asquerosamente negro por encima. ¿Qué importa el resto? Me hace bien. Me hace carcajear. 
No voy a mentir, me cuesta confiar. No es fácil volver a hacerlo. Ese miedo constante a que haga "puf" y desaparezca, a que sea una ilusión y él no se sea más que un chamuyo existencial andante que se divierte viéndome la cara de boluda enchotizada. Es que es tan difícil sentir que no estás yendo directo a la boca de otro lobo dispuesto a cerrarla justo cuando tenés medio cuerpo adentro, dejándote partida en dos y llevándose con él tu otra mitad. Pero él de a poco va alejando esa sensación.
Lo quiero. No puedo negarlo. No voy a ir rápido. Quiero hacer las cosas bien. Quiero que sea en serio... Quiero que dure. Quizás sea muy pronto para decir todas estas cosas, pero de verdad me hace bien, de verdad me trae de nuevo a la tierra. 
Es tan su antítesis. Siempre tiene la palabra justa para sacarme una sonrisa no sé cómo, y no sé si no es que cualquier boludés que diga lo va a hacer, pero me la saca y eso está claro. Compartimos demasiadas cosas en común y al mismo tiempo somos muy diferentes y eso me atrae. Bastante. Me deja ser directa y frontal sin que tenga miedo a herirlo, y el que me deje ser como soy sin cagarme a insultos suma muchísimos puntos. Hay que admitirlo.

jueves, 27 de septiembre de 2012

One more night

No me pidan que explique por qué no sé ni qué es lo que me está pasando, porque no entiendo nada (bah, sí entiendo y no quiero admitirlo, que es otra cosa) pero todos los días estoy deseando que sea después de comer. Si lo está leyendo, entenderá el por qué, y sino mejor.
No está bueno volver a los comienzos, a las ganas, al deseo, a la incertidumbre, a las risas, a las altas horas de la madrugada, a las cosas en común.. its weird. i dont want that things again. I promised to be focous in my studies and anything else but...
Pienso y no paro, eh. Le busco la vuelta y la vuelta e insulto en mi interior porque hasta hace unos días yo sabía lo que quería para mi vida, qué estaba buscando y qué esperaba de cada quien. Ahora tengo que volver a plantearme dónde quiero estar y qué quiero obtener.
Igualmente, casi nada de esto importa. One more night. Eso quiero. Me cansé de pensarlo todo tanto, tengo que dejarlo fluir. Volvió a aparecer y hay que disfrutarlo. Va una, van dos, van tres. Quiero que vayan un millón. 
Y por primera vez en cinco meses, siento que todo está en donde debería... y que los ojitos me brillan una vez más. 
One more night y a dejarlo todo fluir. 

martes, 18 de septiembre de 2012

Moves Like Jagger - Maroon 5 en Argentina - 31/08/12 (unique)



No me importa nada; recuerdo este momento, todos nosotros gritando, saltando, cantando y me convierto en la persona más feliz de este puto mundo. Qué hermosa noche. 

The last song I sang to you



No me avergüenza decir que te dediqué este tema, sabiendo que estábamos los dos en ese recital, prometiéndome poner un fin a todo de una vez. Lo logré, y sólo quería que lo supieras (si es que leés este blog). Además, darte las gracias por todo, F. De verdad, me hiciste muy bien todo el tiempo que estuvimos juntos. Sabé que no me arrepiento de nada y que espero que seas muy feliz.

lunes, 17 de septiembre de 2012

Let's do some living before we die.

Pongo música en mi reproductor. Algo bien up para acompañar el momento. Dejo la ventana abierta con la persiana levantada para que entre todo el fresquito que pueda. Necesito sentir aire. Necesito respirar. Estiro los músculos de todas mis extremidades. Qué placer. Siento como cada célula de mi cuerpo vuelve a funcionar después de cinco días de dolor, mal humor y molestia. Si bien de vez en vez me paraba y me iba a buscar un vaso con agua, una nueva caja de pañuelos o me iba a bañar, no duraba más de veinte minutos en posición vertical. Todo lo que hacía era dormir, leer, escuchar música (que habrá sido dos veces como mucho) y mirar la tele en el sillón si ese día no estaba con un grito al cielo. 
Me levanto de la cama, agarro ropa del placard y voy directo a la ducha. Abro la canilla del agua caliente y dejo que corra un rato hasta que está casi hirviendo. Me meto y me relajo como hace días que no hago. Me lavo el pelo como si no hubiera un mañana, con una cantidad de shampoo que dan ganas de golpearme porque es derroche puro. Me quedo un rato, disfrutando del agua caliente y sintiendo cómo mis músculos de a poco van logrando aflojarse. No había disfrutado de algo tan dulce desde hacía una semana, justo antes de la cirugía. Tenía tremendo miedo de sentirme como en Saw viendo cómo el bisturí se iba acercando a mi boca, no podía con esa idea y necesitaba urgente una manera para no pensar y bueno ¿qué mejor que un baño de inversión para no hacerlo? Así que así fue. 
Me cambio, me seco el pelo, me paso crema en la cara (cómo extrañaba hacer eso; cosa que no podía porque era tocarme y ver las estrellas) y vuelvo al cuarto. Hago una mueca de desprecio al ver el desastre que había dejado después de tanto tiempo encerrada sin siquiera ver la luz del sol. Empiezo por la cama: cambio la sábana, le pongo perfumito, la hago, acomodo las almohadas. Sigo con la ropa: doblo y guardo la limpia, y tiro al cesto de la ropa sucia la que, obviamente, está sucia. Después le toca a mi mesa de luz. ¡Pobre de ella! Da pena. Llena de pañuelitos descartables gracias a mi resfrío, lleno de cajas de antibióticos, antiflamatorios y antialérgicos; no nos olvidemos del vaso de agua por la mitad. Tiro todo lo que puedo, lavo el vaso y ordeno los medicamentos en un intento de limitarlos todos a una cajita. Paso Blem y tiro de nuevo perfumito. Va mejorando. Me voy sintiendo mejor. 
Cómo cambia mi humor un día entero sin dolor y el saber que puedo comer otra cosa que no sea helado. Era lo único que me alimentaba sin hacerme doler y calmándome un poco el ardor. Estaba harta así que ahora el saber que puedo agregar verduras a mi menú me saca una sonrisa, una de las mejores, chueca por la resaca de la hinchazón pero sonrisa al fin. 
Me pongo los auriculares, me tiro en la cama y termino el libro que empecé a leer ayer. Tiro más perfumito y me inmerso en miles de letras, hojas y melodías que es mi vida.

jueves, 13 de septiembre de 2012

Smile (everytime you can)

Me siento Pachano con el título de la entrada, pero bueno, tiene que ver sobre lo que quiero hablar hoy. 

   Estos dos días (de los siete que tengo que estar así) en los que no puedo hablar, reirme ni comer sino es papilla, me di cuenta de lo importante que es para mí la sonrisa, la buena cara, la buena onda. Si bien a veces paso a ser molesta, insoportable y muy irritante, sé que algunas veces vengo bien y le saco una muequita de contentura a más de uno. No soy yo si no ando con una risa al cielo, si no empiezo a hacer caras para hacer reir a los demás, si no exagero cada situación y le busco el lado cómico para aflojar tensiones. Al sacarme esto, me "cortan las piernas". Así de simple. Me deprime estar en reposo absoluto durante tantos días sin poder hacer nada por medio propio, sin poder joder, saltar, bailar. No soy yo. 
   Me encanta estar cantando por la vida, ir disfrutando cada segundo sabiendo que no lo estoy gastando en vano y así, postrada, en una cama, mirando las mismas cuatro paredes todo el día me siento inútil, inservible, malgastadora de tiempo. No, no, NO! Necesito curarme ya, urgente, rápido así salgo a la calle. Encima estos hermosos días soleados, jebús. Me deprime no poder tomar un poquito de solcito, absorber energía del astro rey. Siento que la vida está pasando y yo la estoy viendo correr a mi lado sin poder alcanzarla, sin poder detenerla, sin poder disfrutarla. 
   Hace unos meses dejé de ser la que era: depresiva, bajoneada, mal humorada, para pasar a ser lo que soy hoy: jodona, alegre, sin mal humor. Me desacostumbré a la anterior y tener que serlo a la fuerza, de nuevo, molesta. No me sale. Me miro al espejo, veo mi cara cual réplica de Quico y me tiento y me duele y más me sangra y más puteo porque sé que no tengo que reirme y sin embargo me sale del alma, porque siempre le ando buscando el lado gracioso al asunto para no morirme en llanto.
   Para mí, es mejor llorar a causa de la risa que me provoca el darme cuenta lo irónico, patético de una situación que a causa del dolor por no poder hacer nada en contra de eso. Si no podés hacer nada, por qué llorar? Eso no ayuda, pero si lo encarás con una buena sonrisa, vas a estar relajada/o y vas a poder pensar otras opciones para solucionar aquello que tanto te molesta. ¿Me explico? 
Si no fui muy clara pido disculpas, los antibióticos afectan mi dedos. Simplemente quería compartir mi descontento por no poder carcajearme un rato. 
   En fin....
Au revoir.

martes, 11 de septiembre de 2012

miércoles, 5 de septiembre de 2012

"Sigo apostando por tí" - Cinna

Normalmente escucharía música, vería una serie, una película o simplemente estaría diciendo cosas sin sentido todo el tiempo con tal de no escuchar esa vocecita que no para de hablarme un segundo, que no puedo callar y a la cual yo, particularmente, llamo conciencia. Pero encontré una manera de descansar mientras me recupero, mientras las piezas de mi cuerpo se vuelven a soldar. Leo. No puedo parar. Me paso el día leyendo. Veo las horas pasar, las agujas del reloj marcando el tic tac y sigo, sigo, sigo.
Estoy tan rota por dentro que ante el mínimo movimiento corro el riesgo de desarmarme de nuevo. Me recetaron reposo absoluto y ¿qué mejor manera de pasar el tiempo que siguiendo las letras dibujadas en una hoja? ¿qué mejor manera para no pensar?
Mantengo mi cabeza ocupada, imaginando otros escenarios, imaginando otras personas totalmente diferentes a los que veo diariamente; me distraigo conociéndolas párrafo tras párrafo, tratando de comprenderlas renglón tras renglón. Es la única forma de no sentir tu perfume, de no imaginarme tu voz y de no estar pendiente de mi celular, esperando a que alguna vez vuelva a sonar con tu nombre en la pantalla.
Agarro un libro, me acuesto en la cama o caigo en el sillón y me dejo llevar. Comienzo un nuevo viaje. Uno lleno de nuevas texturas, experiencias, historias; nuevos interrogantes, personajes. Y por unas horas, como máximo por dos días, me convierto en el protagonista. Lo vivo a flor de piel: huelo sus olores, veo sus imágenes, siento sus emociones. Amo, odio, quiero, mato, a través de él/ella, rogando porque ese grupo de páginas nunca acabe, pero impaciente por saber cómo concluye el relato.
Es increíble a los lugares donde se puede llegar con un poco de imaginación, es increíble lo rápido que se puede curar con un libro. Pero es tan efímero el efecto como el de los somníferos. Cuando menos te das cuenta, termina y, con ello, el dolor vuelve. Desesperada busco otro en donde poder poner toda mi atención, toda mi concentración, sin perder el objetivo: olvidarte por un ratito, no registrarte.
¿No registrarlo? No, en realidad no es a él. Verdaderamente quiero perderme en ese otro mundo y no registrar a nada ni a nadie. Quiero volver a encontrar ese caparazón que tenía antes de manera natural, pero que ahora sólo encuentro por medio de textos. Lo necesito para aislarme, volver a encontrarme, dejar que las últimas heridas terminen de sanar de una vez por todas y dejarlas de tocar. Porque eso me hace leer: olvidarme que los tajos me pican y así no me rasque y no las haga volver a sangrar.
Perderme entre los gráficos negros, entre la belleza de vidas exóticas, entre los pensamientos de un escritor. No hay nada que me guste más (salvo la música). Abrirme a ese mundo de cultura, a ese mundo de sueños y deseos que quizás me identifiquen y aprender a cumplirlos.
Me pregunto todo el tiempo cosas que daba por sentadas, me cuestiono situaciones que pienso haberlas superado y entendido. Abro la cabeza a otras perspectivas, a otras posibilidades que creía imposibles. Me borro de mi vida para dibujarme en la de Katniss, Bella, Maya, Alice, Harry, Zezé, de Peeta, de Gale, Finnick, Evie, y tantos otros. 
Me olvido de todos, me curo, me sueldo, esperando que me ataquen otra vez para volverme a refugiar detrás de un escrito tan poco fríamente calculado.

domingo, 2 de septiembre de 2012

Juguito Baggio de naranja - I cant lie

31/08 ♥ 

No sé en qué pensabas pero

yo pensé en vos todo el tiempo.

I wrote you hundreds letters I will never send.

lunes, 20 de agosto de 2012

You cant always get what you want

I'm gonna love you for the rest of my days, babe, even if i dont want to. 
Because you made me smile once, and it was so difficult. 
I've been crazy for you for so long. Now its time to move on and get you out of my mind. 
So... I close my eyes, let the last tear fall down and, 
with a broken heart, 
I say to you: goodbye.

jueves, 16 de agosto de 2012

Memories

TE EXTRAÑO. 
Y pensé que este sentimiento no iba a volver. 
TE NECESITO.
Y pensé que este dolor ya no iba a existir.


(hoy es una de esas noches que espero tu llamada, 
la cual nunca va a llegar, para calmarme y desearme lindo sueños)

lunes, 13 de agosto de 2012

Butterfly fly away.

Sentirse ligera, liviana. 
Sentirse... Sentir. 
Un poco de música, una sonrisa, un guiño y empezar todo de cero.
Unas maripositas en el estómago.
Esperar a los fin de semana para poder hablar.
¿Qué está pasando? Conozco esta historia.
Me da miedo. Paro. Sigo.
Me dicen que deje que fluya.
Me dicen que tome la iniciativa.
What do i have to do? What do i have to do?
I dont know. 
Lo busco. Lo ignoro. Trato, trato. Lo juro.
Más cambios, más y más cambios. 
Música nueva, ropa nueva, vida nueva.
No está nada mal, pero me asusta.
Normalmente me quejo de la vida y el destino, pero tengo que admitir que 
de vez en cuando le agradezco.
Lo viejo a la basura para darle más espacio a lo nuevo, no?
Es hora de despegar las alitas y salir. 
A buscar nuevas experiencias se ha dicho. 
No más de esperar sentada que la vida se vuelva más interesante. Oh, no.
Its time to say hello to life. 
Es como... sentirse ligera, liviana. 
Sentirse... Mujer.

jueves, 9 de agosto de 2012

"Hay cierto placer en la locura que sólo el loco conoce"

No podés cerrar los ojos porque te perdés. Ni tiempo a parpadear se tiene. Hoy en día la vida pasa a una velocidad inhumana. Uno no la transcurre caminando, sino corriendo. 
En mi última entrada estaba cumpliendo años, feliz, divertida, tranquila, en paz. Pero me dormí; una mini siesta quizás, pero lo hice. Me desperté el lunes a las tres menos cuarto de la tarde yendo a la casa de un amigo a despedir a una amiga que se fue a Estados Unidos a vivir. Y ese fin de semana ¿en dónde estuve?, ¿qué pasó?, ¿por qué no la vi también?. Me volví a dormir y me desperté a las diez y veinte de la noche, llorando, abrazada a ella, despidiéndola. ¿Y esa tarde? ¿Qué hicimos? ¿De qué hablamos? 
La vida es un suspiro, mucho más imperceptible que eso y no nos damos cuenta. Cerramos los ojos y así vamos, como si fuera eterna. 
Uno piensa que aprende, pero ni con tres porrazos contra la pared. Yo la partidaria, más partidaria de los que conozco, de no perder el tiempo, lo pierdo. No disfruto al máximo cada instante o al menos siento que podría haberle sacado más jugo. No me permito ser del todo quién soy. Me prohíbo y no hay nada peor que eso. No hay nada peor que hacer lo que debés, y creés correcto, y no lo que querés. Dejar de hacer algo y empezar a hacer otra cosa sólo porque sabés que lo segundo está bien y lo primero hace mal. Si es lo que querés ¿qué importa que causa?; si te hace feliz, vale la pena. La vida no da segundas oportunidades y una vez que ya pasó el tiempo, esa necesidad, ese querer, queda ahogado en tu interior buscando el momento oportuno para volver a salir. Pero hasta ese momento, ese gran momento, te carcome hasta lo incarcomible. 
Y no es joda cuando pienso que no debés dormirte, porque si lo hacés, te despertás un par de varios años después. ¿Qué esperás? Ésta es la edad para salir y para joder, ésta es la edad en donde comienza el "tire y afloje" de la soga. No te duermas, flaco. Despertate. Mirá por la ventana y decime sino es un día especial para salir, para gritarle al mundo qué deseás, llevarte a todos por delante y confiar en tu instinto. Salí a la calle, respirá bien profundo, abrí los ojos y decime sino es una hermoso día para mandar todo a la mierda, hacer lo que querés y lo que creés que te hace bien. Dejame decirte, con mucho penar, que se te está pasando el cuarto de hora Hace eso que te encanta, aunque te parezca incorrecto. Dejá de hacer lo otro por compromiso y miedo. A esta edad lo único que importa es que no te roben, no te maten, no lo que piensan los demás. Es ahora... o vas a parecer un pobre tipo que no disfrutó su adolescencia y lo quiere hacer todo con cuarenta años. 

o pasa un ángel, se hace leyenda y se convierte en amor.